martes, 22 de septiembre de 2015

Palco de Prensa: Los habladores

Por Gilberto Lavenant
Uno de los principales problemas que tienen los políticos, es ser de lengua suelta, echadores, fanfarrones, asegurar que tragan fuego y mastican fierro. Que son “Juan Camaney”. A la hora de la hora, resulta que valen gorro. Por algo se advierte que : “el león, no es como lo pintan”.

Esto, a propósito del proceso electoral 2016, en los que, se renovarán las alcaldías de Baja California, además de regidurías, sindicaturas y diputaciones locales.
Las posiciones electorales más importantes, en estos próximos comicios, lo son las Presidencias Municipales. Pero, los gobiernos municipales, ante la falta de recursos, y la creciente problemática social, hacen ver mal, hasta a los mejores políticos.
A todos ellos, en campaña, se les observaba, enteros, certeros, contundentes, ingeniosos, audaces. Todos ellos presumían, que ellos sí sabían cómo gobernar. Que podían bailar el trompo en una uña. Que eran “Juan Camaney”, como presumía el cómico Luis de Alba, con su personaje “El Chido” : “bailo tango, masco chicle, pego duro y tengo viejas de a montón. Así soy yo”.
Pero, como dicen, “del dicho al hecho, hay mucho trecho” o se advierte que “cae más pronto un hablador, que un cojo”.
Así es que, apenas se le hace, sentarse en la silla de alcalde, y no hallan qué hacer. A ninguno de ellos se les ocurre, tener al menos una breve charla con el alcalde en funciones, para que les explique los apuros que pasan, para cumplir con su función.
A los alcaldes les pasa, lo que al hombre, en los matrimonios nuevos. Los primeros meses, todo es dulzura, bajo el dicho aquel de que “de dos que se aman, con uno que coma basta”. Pero pasado el idilio de la “luna de miel”, las carencias económicas acaban el amor. Los atractivos físicos de ambos, ya no bastan para subsistir. Empiezan los reclamos, luego siguen los pleitos y sigue, inevitablemente, la separación, de una pareja que juró amarse toda la vida. “Hasta que la muerte nos separe”, dijeron un día.
Algo similar, ocurre a los políticos. En campaña, harto habladores. Sumamente prometedores. Pero ya en funciones, nada de cumplidores. La promesas, ya no bastan. Soluciones, es lo que les reclaman. Pero ellos, nada de nada. Las mujeres, a sus guapos maridos, suelen llamarlos “cuerpo de oquis” y optan por buscar a uno que no sea tan guapo, pero que satisfaga las necesidades del hogar.
En el caso de los políticos, en tanto no exista la figura de la revocación de mandato, hay que soportarlos, hasta el último día de su gestión. Y estos, si hubieran sabido, en la que se iban a meter, de tontos, se meten. Todo, por andar de habladores.
Hay un personaje en especial, panista, que aseguraba que transformaría a Tijuana: Alejandro Monraz Sustaita. Decía, que tenía la fórmula para solucionar todos y cada uno de los problemas de los tijuanenses. Presumía, como el personaje de Luis de Alba, que era “Juan Camaney”. Y quizás, más que eso.
Casi pregonaba, que tragaba fuego y masticaba fierro. Algo así como “Supermán” en persona.
Pero no se le hizo llegar a la alcaldía de Tijuana. Obtuvo el 43.42 % de la votación, contra 49.28 del Dr. Jorge Astiazarán Orcí. ¡Suertudote! Por 23 mil 660 votos, se salvó de ser alcalde de Tijuana. Ya hubiera reventado en el cargo y la administración municipal, hubiese colapsado.
Ahí tienen a Astiazarán, sufriendo “la gota gorda”, por falta de recursos. Se metió a la “rifa del tigre” y se sacó “el premio mayor”.
Pero el personaje de esta historia, es el panista Monraz Sustaita. Aquel que en varias ocasiones buscó la candidatura panista a la Alcaldía de Tijuana y que al final, quedaba en la raya. Hasta que en el 2013, le permitieron que acariciara la posibilidad de ser Alcalde de Tijuana. Pero no le alcanzaron “Las canicas”. Dicen que Kiko y Hank Rhon, se jugaron su suerte en un “volado”. Y le tocó perder.
Pues resulta que el Gobernador Kiko Vega, a manera de compensación, por la derrota sufrida, designó a Alejandro como director del Instituto Estatal de Vivienda. Aunque a menor nivel que el Ayuntamiento, Monraz Sustaita tendría la oportunidad de demostrar su capacidad como administrador.
Pero resultó aquello de que : “el león, no es como lo pintan”. Todo indica que resultó un pésimo administrador, pues el organismo estatal, prácticamente está en quiebra y ni siquiera paga a tiempo el sueldo a su personal.
Los trabajadores del Indivi, constantemente suspenden labores, como presión, a fin de que les paguen sus sueldos. El fin de semana trascendió que el pasado viernes, Monraz dejó a 124 trabajadores sin salario y por lo tanto prácticamente sin comer. Y no es la primera vez que esto ocurre.
¡Ah! Pero cuando andan en campaña, son habladores. Dicen que son capaces de hacer, hasta lo imposible. Y a la hora de la hora, resultan un vil fraude.
Todos los aspirante a la alcaldía de Tijuana, deberían tomar de ejemplo el caso del panista Monraz Sustaita. No es nada sencillo gobernar este municipio. En especial, para aquellos que ni siquiera tienen experiencia política y más bien son chambistas. Les seduce la posibilidad de vivir del presupuesto, sin importar la enorme responsabilidad que asumirían.
Que le midan el agua a los camotes. Los habladores, salen sobrando.
gil_lavenants@hotmail.com

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