miércoles, 22 de mayo de 2013

Tertulia Política: Malagradecidos


Por Pedro Martínez Serrano
Cada persona posee un signo, una forma y un estilo, que lo hacen particular; es su naturaleza. No hay dos igual, aunque estén cortados por la misma tijera, aunque sean del mismo barro, uno es bacín y otro jarro. Y aunque en la política, la moneda de cambio de mayor circulación, que no la de más denominación, es la traición.


Lo anterior lo ejemplifica de cuerpo entero, le pone el sello de la casa, lo etiqueta la Federación de Trabajadores de Baja California (CTM), cuya central mal dirige el anciano Eligio Valencia Roque quien, como es su costumbre, cierra los ojos ante el atropello, la traición, el abuso y la estupidez en que incurren, el parásito proxeneta que tiene como yerno, Francisco Hernández Vera y su hijo, el torpe, traicionero y explotador, tanto como alcohólico y drogadicto, Eligio Valencia Alonso.

Y es que servil y agachón como es, el candidato a regidor en la planilla de Jorge Astiazarán Orci, el pelele que explota la dirigencia de la CTM en Tijuana, Francisco Javier Hernández Vera, se ha dedicado a servir a la fórmula panista que encabeza el pederasta y golpeador de mujeres, César Alejandro Monraz Sustaita.

Lo que hace Paquito Hernández, no es más que cumplir las órdenes de su cuñado, el adicto empedernido Eligio Valencia Alonso quien, por cierto, nunca ha negado su afinidad al Partido Acción Nacional y su gusto por los negocios con la cúpula de ese partido. El Junior, el menor, muy menor de los Valencia se asoció a las causas panistas desde el trienio de Francisco Vega de Lamadrid y, hasta la fecha, se ha mantenido como su aliado. No se ha afiliado al PAN, porque salir del clóset azul, podría afectar sus intereses empresariales.

Un ejemplo claro de la traición que se empieza a despachar en las destartaladas cúpulas de la CTM de Baja California, que exhibe a sus explotadores dueños, como el perro mal agradecido que muerde la mano a quien le da de comer, fue el reciente evento en el que representantes de sindicatos satélites, vulgares membretes cetemistas, al servicio de Francisco Hernández Vera se manifestaron a favor de Monraz y del dislexico y bipolar, Fracisco Vega de Lamadrid.

Además de otros membretes, que han vivido a costa de las siglas del Partido Revolucionario Institucional, el mismísimo Sindicato Jornadas del Comercio, de Francisco Hernández Vera envió su representación para adular, para sumarse a las candidaturas contrarias a las que le dieron la oportunidad de volverse a enchufar el presupuesto municipal como regidor, a pesar de que evidentemente carece de talento y capacidad.

Entre la bufonada de la traición, se encuentra también Efrén Padilla, cuyo sindicato Emiliano Zapata, afiliado a la Confederación de Trabajadores de México (CTM), aglutina a comerciantes de la línea internacional de San Ysidro. También pasaron lista de presente Pedro Mauricio Cantera y Alberto Reynoso, sujetos que han explotado a vendedores y comerciantes al amparo del inútil que repta a los pies de Eligio Valencia, su yerno, Francisco Javier Hernández Vera.

Y es que de acuerdo a lo que me fue informado por una fuente cercana a las cúpulas cetemistas, en desacuerdo obvio, con la rapacería sindical de Valencia, padre e hijo, así como del proxeneta Hernández Vera, el enojo de los periodistas que mal editan el pasquín de pacotilla El Mexicano, es que al licenciado Paquito Hernández no lo hicieron candidato a diputado.

Así las cosas, los operadores políticos, lo mismo del candidato a gobernador, Fernando Castro Trenti, como del abanderado a la alcaldía de Tijuana, Jorge Astiazarán Orci, deben de tener cuidado, mucho cuidado, porque tienen al enemigo en casa.

Me consta que Eligio Valencia Alonso ha liberado recursos materiales y económicos para el patrocinio de las campañas panistas, especialmente de Francisco Vega de Lamadrid y Elejancdro Monraz Sustaita. Lo que hizo Hernández Vera con la suma de sus sindicatos a la causa enemiga del PRI, no es más que ejemplo de la naturaleza de la ralea de los Valencia, cuya moneda de cambio, signo de vida, etiqueta de su apellido es ser malagradecidos.

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