martes, 14 de junio de 2011

Palco de Prensa: Los cuestionamientos

Por Gilberto Lavenant
La resolución de la Juez Noveno de Distrito, Blanca Evelia Parra Meza, que decreta la libertad del priísta Jorge Hank Rhon, adquiere una relevancia enorme, cuando casi nadie cree en el supuesto estado de derecho, cuando se tiene por cierto que la justicia se maneja, muchas de las veces, por consigna, en especial de carácter político, cuando se tiene más que sabido, que cuando el sistema señala a alguien, “no le perdona la vida”.

Eso de que la Constitución nos otorga tales y cuales derechos, como que ya nadie lo cree, porque todos los días y a todas horas, se sabe de actos de autoridad que pisotean los derechos más elementales del hombre. Las quejas y los reclamos salen sobrando.
Se decreta la libertad de Hank Rhon, pero ahí no acaba todo. Para empezar, dicen que “palo dado, ni Dios lo quita”.
Pero surgen muchos cuestionamientos, que quedarán pendientes de respuestas. Claras, precisas, concretas, inobjetables.
¿Cómo olvidar la vejación, la humillación, la difamación, las horas de angustia ?
¿Cómo borrar la arbitrariedad cometida y cómo garantizar que no se volverá a repetir ?
¿Cómo dormir tranquilos, si el ejército y las policías federales, pueden irrumpir hogares, sin necesidad de órdenes de cateo ?
¿Cómo recuperar la tranquilidad, si se puede perder la libertad, sin necesidad de orden de aprehensión previa ?
¿Cómo salvaguardar vidas, bienes, libertad, dignidad y tranquilidad personal, ante los embates de una narcoguerra de la que no formamos parte, pero que sufrimos los daños colaterales, de una y de otra parte ?
Cuando estamos a punto de tener por cierto y fundado el temor de que la fuerza militar y el abuso del poder público, nos someterán en cualquier momento y sin necesidad de pretexto alguno, la resolución de la juez federal, surge como una luz de esperanza que dice que no todo está perdido.
Aunque, dejando a salvo el buen nombre de la juzgadora, y dejando a un lado aquello de que la simple duda ofende, ¿Será este realmente un acto de justicia, o una decisión política, de un sistema decadente?
¿Tendrían algún peso, las cuarenta y tantas mil firmas colectadas, las misivas de los religiosos, las manifestaciones de apoyo de políticos, los reclamos populares?
¿Será este un caso más que concluye con un “usted disculpe” y a seguir cometiendo atropellos en otras partes?
¿Y dónde están los arbitrarios, los “gorilas” que irrumpen casas de madrugada?
¿Recibirán premios o castigo, los protagonistas de este caso?
¿Los ascenderán de grado o los degradarán?
¿Los regresarán a la escuela por haber reprobado, con hechos en la calle, lo que supuestamente ya tenían bien aprendido, que es velar por el orden y la seguridad pública de los mexicanos?
¿Sabremos al menos los nombres de los agresores y los de sus jefes, y de los jefes de los jefes, los de allá arriba, los que dieron las órdenes, para cometer el atraco?
¿Se necesita ser rico, o pertenecer a algún partido político, para escapar de las garras del sistema nefasto y arbitrario ?
¿Realmente fue resultado de un magnífico trabajo de los defensores, conjugado con el desempeño honesto y justo de la titular del Juzgado Noveno de Distrito, lo que hizo imperar la justicia?
¿Será este asunto, base suficiente para cuestionar y analizar a fondo, la posible permanencia o retiro del ejército de las calles?
Lástima que no todos los mexicanos tienen un apellido emblemático, como el del hijo del profesor Hank González.
Lástima, que no todos los mexicanos tengan el poderió económico, para contratar cuerpos de seguridad e instalar cámaras de video fuera y dentro de las residencias, para captar las arbitrariedades en toda su dimensión.
Lástima que los ciudadanos comúnes y corrientes, no tengan la posibilidad de contratar defensores influyentes y relevantes.
Aunque las camisetas que vistieron muchos estos días, decían : todos somos Hank, ya quisiéramos tener al menos un poco de lo mucho que tiene este controvertido personaje, para lograr inmunidad e impunidad, ante acciones tan grotescas. 
México no cambia, tan solo por una resolución justa. Si acaso, esta decisión podría considerarse como “una de cal, por las muchas que van de arena”.
                                                                           gil_lavenants@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario