domingo, 12 de junio de 2011

Palco de Prensa: Educación y derecho

Por Gilberto Lavenant
Hagamos una pausa en la temática política y comentemos un tema sumamente interesante y trascendente. El de la educación y el derecho.

Constantemente se hace referencia a los jóvenes “ninis”. Aquellos que ni estudian, ni trabajan. Un mal social, que no nació solo. Muchos han contribuido a construirlo, a formarlo, a diseñarlo, a fomentarlo.
Muchos jóvenes no trabajan, porque si bien es cierto que el trabajo ennoblece, al menos en México no es remunerador y por lo tanto no alienta a nadie a desempeñarlo. El salario mínimo general para esta zona económica es de solo 59.82 pesos diarios, o sea, para ganar esa cantidad de dinero, se requiere trabajar 8 horas al día, a razón de 7.47 pesos por hora.
Efectivamente. Parece tonto o iluso, trabajar una hora, para ganar 7.47 pesos. Cualquiera, que se ofrece a limpiar el carro del vecino, que lo puede hacer en unos 15 minutos, percibe una propina de al menos 10.00 pesos, o quizás el doble.
Por eso vemos, en los cruceros de las vialidades, a numerosas personas de todas las edades, vendiendo todo tipo de artículos, o bien  ofreciendo servicios diversos, e incluso haciendo pantomima o haciendo actos circenses. Muchos otros, que no se conforman con esas formas de obtener ingresos, pues mejor se dedican a delinquir y una vez ya en el camino del crímen, avanzan, hasta que se pierden. Muertos o recluidos en prisión.
Por lo que respecta a los que “ni estudian”, pues debemos observar que son miles los jóvenes que forman este ejército de “ninis”, no precisamente por gusto, sino porque las universidades públicas no tienen cupo y quizás tratando de rescatar lo mejorcito, les ponen una “vara académica” muy alta, que muchos no logran brincar.
Y si las instituciones públicas no logran atenderlos y los rechazan, y sus padres carecen de recursos para enviarlos a instituciones privadas, pues están condenados a acudir a trabajar en empleos formales, con sueldos de esclavos, o realizar actividades informales, lícitas o ilícitas. Entonces, se convierten en “ninis”.
La UABC, Universidad Autónoma de Baja California, es una de las instituciones públicas de educación superior, que recibe una enorme demanda, de jóvenes que desean seguir estudiando, de los cuales rechaza a miles, por falta de cupo, argumentando bajo nivel académico. Para las autoridades universitarias, el derecho a estudiar, sale sobrando y entonces, prácticamente se convierte en una institución clasista, por no decir elitista. Solo tienen cabida los de inteligencia excelente. Los de bajo rendimiento, los desechan.
En relación con estos miles de rechazados, el abogado mexicalense Daniel Solorio Ramírez, llevó el reclamo de 16 de ellos al Tribunal de lo Contencioso Administrativo, cuya Primera Sala, ordenó a las autoridades universitarias, inscribir de inmediato a 16 jovencitos rechazados de diversas carreras. Esto debieron hacerlo en julio del 2010. Debieron, pero en fin. Cabe observar que las autoridades universitarias fueron conminadas a cumplimentar tal orden, so pena de aplicar las medidas de apremio correspondientes.
Las autoridades universitarias, representadas por el Rector Felipe Cuamea, respondieron que tal orden “…agrede la autonomía universitaria”, señalando de paso que por un imperativo moral, no obedecería, que está dispuesto a sufrir las consecuencioas, incluso la destitución. El Rector argumenta que ya no hay cupo, y que los jóvenes rechazados no cubrieron el requisito de acreditar el nivel académico exigido. Pero el juez no preguntó las razones del rechazo, sino ordenó que fuesen inscritos.
Finalmente el Rector ordenó que se procediera a la inscripción de los jóvenes, aunque al parecer “en voz baja”, dejó sin efecto la orden, pues el coordinador de Servicios Estudiantiles y Gestión Escolar, Ángel Norzagaray, incumplió con lo ordenado, lo cual es considerado como un desacato, lo que le hizo acreedor a una multa de 30 días de salario mínimo, que podría incrementarse a 90, en caso de persistir en la desobediencia y luego la destitución.
Lo curioso de este asunto es que dicho funcionario universitario, en lugar de inscribir a los jóvenes rechazados, recurrió a un absurdo :  interpuso amparo contra la multa que le fue impuesta, por desobediente y además, de manera aberrante, para que el juez federal deje sin efecto las órdenes del Rector, que a su vez le giró, obligadamente, en cumplimiento a disposición en tal sentido dictada por el Tribunal de lo Contencioso Administrativo. El amparo de Norzagaray se registró bajo expediente 390/2011, ante el Juez Primero de Distrito en Mexicali.
Además de absurdo y aberrante, es insólito que un funcionario universitario, aparentemente avalado por el rector, siendo autoridad, recurra al juicio de amparo, para desobedecer a su jefe, que obligado por otro tribunal le ordenó inscribir a jóvenes rechazados, lo que resulta notoriamente improcedente, pues el juicio de garantías solo protege a los particulares frente a la autoridad.
Mientras tanto, los rechazados, siguen perdiendo su tiempo, formando parte del ejército de “ninis”, porque las autoridades universitarias, pretendiendo escudarse en la autonomía de la Máxima Casa de Estudios, no solo les niegan el derecho a estudiar,  sino que además desobedecen órdenes de tribunal competente, con riesgo de ser cesados.
De nada sirven los títulos universitarios o grados académicos, si se carece de sentido común, si se desconoce el derecho y sobre todo si no se respeta el derecho que tienen esos jóvenes a estudiar, en un intento por no ser “ninis”.      
                                                                           gil_lavenants@hotmail.com

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