viernes, 3 de diciembre de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* La maximización
Por Gilberto Lavenánt

Hasta no hace mucho tiempo, la Universidad Autónoma de Baja California, aunque existía legalmente, en la práctica más bien era solo un proyecto. Dicen por ahí que era una universidad virtual.
Por cierto, en febrero próximo un grupo de universitarios conmemorarán el 40 aniversario de aquel movimiento estudiantil que denominan ¨La toma del Campestre¨, un hecho que hoy en día desconocen la mayoría de quienes laboran o estudian en la Máxima Casa de Estudios. En los próximos días habremos de abordar este tema.

Y precisamente lo de ¨La toma del Campestre¨, sirve de base para hacer referencia a la problemática y a los intereses que se manejan actualmente en la UABC.

En aquel entonces, las luchas estudiantiles eran solo para tener realmente una universidad, donde poder cursar estudios superiores, para no tener que emigrar a otras entidades en busca de espacios para ello. Hoy las cosas son diferentes.

La sucesión rectoril, aún en proceso, puso de manifiesto que la universidad ya no existe solamente en papel. Que aunque no cubre las necesidades totales de la población estudiantil bajacaliforniana, que cada día crece más y más, ya no es solamente lo académico, lo que mueve a sus operadores.

Hoy, los grupos de poder, se observa claramente, se han enquistado en las estructuras de la UABC, y los hay, que surgen o se fortalecen, auspiciados por personajes de las esferas públicas o partidistas.

Ser Rector, ya no solo representa un gran honor, sino la posibilidad de manejar, casi como propios, importantes recursos económicos y materiales, sobre todo, obtener y prodigar beneficios a propios, sean parientes, compadres o amigos, e incluso a extraños.

Además, permite relacionarse con esferas sociales diversas. No solamente académicas. Que conste.

Los grupos de poder surgen, a partir de que es factible otorgar empleos a los familiares, amigos o compadres, lo mismo que a los hijos, padres, madres, hermanos, padrinos o compadres de estos.

Una vez conformados estos, se obtiene la capacidad de influir o inducir en actos o actividades no solamente universitarias, sino inclusos económicas y políticas. Se ofrecen apoyos y se negocian favores. Se disfruta de privilegios, que no disfrutan quienes son simples ciudadanos.
Ser Rector, es adquirir la calidad o personalidad de un señorón. Cual si fuese un potentado, un empresario notable. Y esto llegó a la llamada Máxima Casa de Estudios, precisamente por la maximización de la misma.

Hasta hace poco, los universitarios se dedicaban a sus tareas propias, según su rango o posición dentro de la estructura general universitaria. Los maestros a la cátedra, los estudiantes a estudiar y los empleados administrativos o manuales, a desempeñar sus respectivas tareas.

Hoy, ya hay ¨vivillos¨ que están armando grupos, grupos que les dan poder, para conservar la chamba, o para percibir mejores sueldos, con el menor de los esfuerzos.

Ya se empiezan a notar los grupos familiares o los compadrazgos en esa estructura general universitaria. Esto es el meollo del asunto, lo que ha resaltado y ha entorpecido un tanto el proceso de la renovación rectoril.

La Junta de Gobierno, a la que ya se le cuestiona su legitimación e incluso la calidad moral de sus integrantes, enfrenta el dilema de designar al nuevo Rector, para decidir en manos de quien dejan el manejo y destino de la UABC. Ya no se trata, propiamente, de encontrar al hombre que reuna mejores cualidades para desempeñar el papel de Rector, sino quien tiene menores intereses, que trastornen la vida universitaria.

Esto surgió y creció al grado que hoy se encuentra, porque al interior de la UABC nadie decía nada. Ningún universitario se atrevía a comentar esto en voz alta. Sabía los riesgos que eso representaba.

El proceso de la renovación de Rector, ha sido una coyuntura para abrir a la luz pública, las inquietudes universitarias, los cuestionamientos, los recelos, los requerimientos de claridad y honestidad en los manejos de la Máxima Casa de Estudios. Ese instrumento de apertura se conoce como Observatorio Académico Universitario.

Nadie mejor que los universitarios para orientar o reorientar el manejo de la UABC. Para impedir que manos extrañas se metan a manipular, y sobre todo, a disponer de los recursos destinados para la preparación académica de los jóvenes bajacalifornianos, destinándolos a fines personales, partidistas o ajenos a los objetivos universitarios.

Este es el producto de la maximización de la áxima Casa de Estudios de Baja California. Ya es enorme. A tal grado que ha despertado la codicia de muchos. Ojalá que los verdaderos universitarios, los que luchan por ideales de libertad y superación, despierten y combatan a los oportunistas, a los mercenarios, a los políticos disfrazados de universitarios.


gil_lavenant@hotmail.com


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