domingo, 18 de julio de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* Y el “diablo”, “metió la cola”…
Por Gilberto Lavenánt

Los ahora candidatos electos, por parte del Partido Revolucionario Institucional, se lanzaron a esta contienda, más por orgullo que por seguridad o confianza en un posible triunfo. Tenían casi todo en su contra. Lo único que aparentemente les favorecía es que había indicios de que el panismo estaba perdiendo terreno en todo el país. El triunfo del PRI en Mérida, Yucatán, fue el primer indicio de ello.

Aún así, ni aunque tuviesen mucho optimismo, bastaba para sostenerse. Se enfrentaban a candidatos impuestos. Los de Mexicali, Tecate, Rosarito y Ensenada, impuestos por el Gobernador Osuna Millán, y en el caso de Tijuana, por el Presidente Calderón. ¿Quién le juega las contras a los patrones, y gana ?. Difícil. Sumamente difícil.

Además, enfrentar a una “elección de Estado”. Recursos oficiales, vía programas sociales, fueron distribuidos por doquier, con la evidente intención de comprar la voluntad de los electores, aunque al final los propios panistas tuvieron que admitir que equivocaron el camino y que precisamente por la secrecía del voto, nada les garantizá que los electores votarían a favor de los candidatos blanqiazules. De ahí que la “generosidad”, fue inútil.

Y como tampoco les condicionaron abiertamente los apoyos sociales, a la obligación del voto, los electores, a su libre arbitrio, pues no acudieron a las urnas. Por ello el enorme índice de abstencionismo.

Los que fueron y votaron, está visto ya, lo hicieron preferentemente por el PRI, sin importar nombres o trayectorias de candidatos. Se trataba de “tumbar del macho” a los soberbios y manirotos gobiernos panistas. Lo que lograron finalmente. En especial, más que por corruptos, por la manera arbitraria como les impusieron candidatos. A “chaleco”. Y la manera descarada como se manejaron, desde las elecciones internas e incluso en contra de quienes eran considerados como los candidatos naturales del PAN.

Además de todo esto, las dirigencias priístas locales, y quienes las manipulan, un poco más arriba, como no se imaginaban que ocurriría lo que ocurrió, y en cambio casi tenían la seguridad de que una vez más la derrota de los candidatos tricolores era algo inminente e inevitable, pues se manejaron precisamente con la intención de aprovechar la derrota. La prueba más clara de esto, fue el hecho de que en la lista de las posiciones a que tienen derecho los partidos, cuando pierden una contienda, anotaron al propio dirigente estatal del PRI, René Mendívil y al dirigente estatal de la CTM, Eligio Valencia Roque.

Aunque aparentemente pregonaban que iban por el triunfo, en realidad soñaban con la derrota, que para ellos significaba ganar chamba en la Legislatura Estatal. Y sobre todo fuero. Efectivamente, sobre todo esta protección especial, para evadir acciones judiciales. Sienten pasos en la azotea y, obvio, el miedo no anda en burro.
Una vez logrado el triunfo electoral, que a todos los candidatos priístas, como que “les cayó del cielo”, se sintieron iluminados y supusieron que efecivamente habían conquistado a los electores, que eran más guapos que los panistas y que sus propuestas eran más convincentes. Ni una cosa, ni la otra. Todavía nadie los saca de su error o confusión. No han querido entender esa conclusión simplista, pero contundente y válida : perdió el PAN, no ganó el PRI.

Sin embargo, los “vivillos”, aquellos que se quedaron esperando la anhelada derrota, de inmediato corrieron al lado de los triunfadores, para hacerles creer que gracias a ellos, ganaron. Por lo tanto, reclamaron el pago del premio, aunque nunca hayan comprado boleto alguno.

De inmediato, se ofrecieron para actuar como mediadores ante el Gobernador panista y ante las estructuras priístas nacionales. Al mismo tiempo que entregaban las listas de sus “recomendados”. Las enormes listas.

Quizás, en un intento por pintar su rayita, de deslindarse de esos ofrecidos, con fecha 14 de Julio del 2010, los cinco priístas, candidatos electos a Alcaldes de Tijuana, Tecate, Playas de Rosarito, Ensenada y Mexicali, publicaron un desplegado en el que, muy valientes, advertían : “…Los nuestros serán gobiernos incluyentes, porque es gracias al respaldo ciudadano, que no necesitamos ni tendremos intermediarios en el diálogo con el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, relación construida a partir del respeto mútuo y teniendo como prioridad el beneficio de las ciudades que hoy representamos”.

Y por si hubiese alguna duda, respecto al deslinde de “padrinos” o intermediarios, sentencian con una frase : “…Vamos todos, comprometidos y unidos, por nuestro Estado, este triunfo es ciudadano no político, Baja California no tiene dueño”. Plap, plap, plap…

La pobre experiencia política de los firmantes, evidentemente, no les permitió alcanzar a interpretar el mensaje de la publicación. Aseveraban que no le debían el triunfo al PRI, sino a los ciudadanos que votaron, como así fue, y que por lo tanto no necesitaban del PRI, ni de priísta alguno, para gobernar e interrelacionarse con el Gobernador panista, José Guadalupe Osuna Millán. No lo entendieron, pero eso fue lo que realmente dijeron.

Pero…“el diablo”, “metió la cola”. Efectivamente, el Senador Fernando Castro Trenti, conocido con el mote de “El Diablo”, sabedor de que el mensaje estaba dedicado a él y que los candidatos electos pretendían hacerlo a un lado y no utilizar sus oficios de mediador, fue en queja ante su padrino político, el Senador Manlio Fabio Beltrones, le chismeó cómo andaban las cosas y éste de inmediato vino, los regaño, les dió sus jalones de orejas y les leyó la cartilla de cómo deberánn de conducirse en el futuro. Sobre todo, les advirtió que nunca más vuelvan a negar “la cruz de su parroquia”. Que son priístas y que su triunfo se lo deben al PRI. No porque les haya dado los votos, sino porque los postuló. Y las “ovejas descarriadas”, volvieron al carril. Lo demás, lo pueden interpretar a su gusto.

gil_Lavenant@hotmail.com

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