viernes, 11 de junio de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* El fenómeno futbolero
Por Gilberto Lavenant

El balón empezó a rodar en la cancha y se inició el fenómeno futbolero que dominará las actividades del mundo entero durante los próximos días, a partir de hoy.

Desde la madrugada de este viernes 11 de junio, se desató lo que podría llamarse la locura futbolística. Es y será el tema central de toda conversación. Nadie querrá perder ningún detalle. Sobre todo, cuando se trate de la participación del representativo de México.

Todos, al menos en este país, harán gala de sus conocimientos sobre este deporte. Harán observaciones, críticas, análisis, comentarios favorables o desfavorables. A partir de hoy todos son expertos en el manejo y control del balón.

Las actividades cotidianas habrán de trastornarse. En muchos centros de trabajo e incluso oficinas públicas, por primera, vez el llegar temprano, no fue un castigo, sino un gozo, un privilegio, una maravilla. El inicio, con el acto inaugural, y sobre todo por el encuentro de México con el representativo de Sudáfrica, país anfitrión, resultaba ser un encuentro que nadie quería dejar de ver.

Durante el tiempo en que dure este evento, seguramente se establecerá un compás de espera en todo tipo de actividades. Al menos en aquellas que no parecen de ser del todo imprescindibles, como la política. Todo deberá ajustarse al horario futbolero, pues se correrá el riesgo de sufrir desaires, de registrar ausentismo casi general y en algunos casos hasta total. Con todo y que el 1-1, no era el resultado esperado.

Ojalá que la pasión futbolera no haga perder la ordura a nadie. Que se entienda que se trata de cuestiones deportivas que se disfrutan, que distraen, que son para festejarlas, según la pasión y preferencias de cada quien, pero que no sea motivo de distanciamientos, ni mucho menos de fricciones.

El país en el que vivimos, seguirá siendo el mismo después del Mundial de Sudáfrica. Aunque el equipo mexica no logre los máximos honores.

Un aspecto sumamente importante y trascendente, es que este evento, como muchos otros de corte internacional, hará que el mundo entero voltee a ver a un país que simboliza los más serios problemas sociales como la pobreza, la violencia y en especial el racismo o segregación social. Un pueblo dividido por colores de la piel, en el que las distinciones y privilegios eran para los blancos y las carencias y penurias para los negros.

Un país, con carencias extremas y sobre todo con problemas de salud tan graves, como el sida. Un pueblo que bajo los uniformes deportivos, viste harapos y sufre hambre.

Ojalá que las informaciones periodísticas relativas a aspectos sociales y económicos del pueblo sudafricano, como complemento de los encuentros deportivos, sirvan de lección a los mexicanos. Que nos hagan entender la necesidad de cambiar y de participar en la búsqueda de soluciones a los problemas que nos aquejan.

No se trata, pues, de simplemente aprovechar los momentos para reunirse con los amigos o con la familia, en torno al tema del futbol. Que Sudáfrica haga que México trate de verse reflejado en un espejo, que le haga reflexionar y que le lleve a tomar decisiones.

Que entiendan que el futbol es solamente un deporte. Que si el representativo mexicano gana, se trata solo de un mérito deportivo. Y que si pierde, no se trata del fin del mundo, ni motivo para que alguien se corte las venas.

Ojalá que la pasión futbolera no desborde los ánimos y que no de lugar a cosas desagradables y sobre todo lamentables.

De que el fenómeno futbolero tiene características y efectos sumamente especiales, no se puede negar. Que el triunfo o las derrotas, no hagan perder el piso a nadie. Que todos disfruten, sana y positivamente, todos los encuentros de este mundial, sin lamentaciones.

Lamentablemente, en el primer partido, el tri y Javier Aguirre le quedaron a deber a los mexicanos. Sobre todo con su mensaje de que “…Es hora de darle la vuelta a nuestra historia. Pasar del México del “sí se puede” al México del “ya se pudo”, porque de nueva cuenta, en esta ocasión, se hubiera podido, pero no se pudo. Pero, en fin, solo fue un juego más. Ojalá que lo hayan disfrutado al máximo.
gil_lavenant@hotmail.com

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