sábado, 15 de mayo de 2010

Se busca director general

* Hay que identificar la riqueza personal
TIJUANA.-
El contexto económico actual, donde el desempleo se convierte en algo más que una charla de sobremesa, es momento idóneo para revisar las capacidades personales con miras en mejorar en todos los ámbitos de la vida. Algo así como convertirse en el director general de una empresa que es uno mismo, planteó el consultor de empresas Guillermo Gánem.
"Si antes había inquietudes, miedos y confusiones, con los acontecimientos recientes se agrava la situación", apuntó el especialista, quien recomendó avanzar en el autoconocimiento para identificar la "riqueza" personal.
Las ideas, la capacidad de respuesta, la destreza para expresar lo que se siente y llevarlo a la práctica y la habilidad para proponer alternativas de solución, por ejemplo, constituyen los recursos con los que cuenta una persona, comentó el autor de "Yo, S.A. de C.V.", libro de reciente publicación.
De hecho, en este título bajo el sello de la editorial Random House Mondadori, Gánem expone la importancia de alcanzar la máxima jerarquía dentro de la empresa que uno mismo constituye todos los días.
En entrevista, el también consultor de la firma Franklin Covey de México indicó que el tiempo se convierte en una de las principales variables para llevar en números positivos el balance de la empresa personal. Se trata de identificar qué es un gasto frente a una inversión, dijo.
Refirió que un estudio de Naciones Unidas evidencia el consumo en distintos rubros. La educación básica mundial recibió en un año un total de 6 mil millones de dólares en inversión, frente a 50 mil millones de dólares de gasto en la compra de cigarros de tabaco tan sólo en Europa.
Igual sucede con la vida personal. Hay actividades que no redundan en un beneficio contra otras que permiten sacar mayor provecho de las oportunidades.
"Es agotador escuchar quejas por todo. Si se hizo porque se hizo y si no se hizo porque no se hizo. ¿Y la disposición de uno para cambiar dónde queda?", se cuestionó Gánem.
Por ello, sugirió un proceso de cambio en la actitud de las personas. Para los emprendedores, quienes deseen iniciar un proyecto productivo propio, se trata de una actitud empresarial que se sobreponga a la del "empleado víctima".
Todo comienza desde la percepción que se tenga del entorno, para continuar con el patrón de pensamientos y creencias que dan lugar o forma a las acciones. Sin embargo, "por muchos deseos que se tengan, si no están alineados a las acciones se corre el riesgo de fracasar".
Según el grado de conciencia que se alcance se tendrán pensamientos de mayor calidad y valía, de modo que se adquiere la seguridad necesaria para tomar las decisiones importantes de la vida y asumir las responsabilidades correspondientes.
Esto mejora el liderazgo personal y el autoestima, que no es más que el aprecio correcto, justo y equilibrado de uno mismo, para llevar de mejor forma las riendas de la vida, vista como modelo de empresa personal.

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