martes, 11 de mayo de 2010

El secreto Profesional de los periodistas

* Hasta dónde debe llegar el secreto profesional de no revelar las fuente de información
Por Bartolomé Rubio Hernández
ruherba@yahoo.com.mx
El maestro, Ernesto Villanueva, en su libro Régimen Constitucional de la Libertad de Expresión e Información, 1996-1997, asegura que en otras naciones el derecho profesional es consagrado en la legislación mientras que aquí , en México, se hace o tiene un carácter discrecional.
En Suecia el periodista está obligado a guardar en el anonimato sus fuentes de información. Y ello es más que un derecho, una obligación. Si no lo acata es sancionado.

En nuestro país, en octubre del 2003, los reporteros de la revista Epoca, lograron convencer al juez séptimo de distrito , Juan Moreno Miramontes, en la causa penal ,72/2003, que apoyara su derecho a no revelar sus fuentes tras un reportaje publicado en esa revista, “Drogas y Pedofilia Caminan de la Mano” en donde tuvieron que movilizarse y presentar a la autoridad pruebas , acuerdos y convenios internacionales, para demostrar que les asistía la razón y fue así que evitaron la cárcel.
Miguel Badillo, de la revista Entre Líneas, de la ciudad de México, no tuvo la misma suerte, y tras una demanda del Grupo Zaragoza, para que revelara sus fuentes, al no acudir a la cita con el juez, tuvo que pisar la cárcel.

Quiero aclarar que el hecho de que los periodistas de la revista Epoca hayan logrado que un juez desechara la denuncia y los protegiera para no revelar sus fuentes, crea un precedente y el inicio de una jurisprudencia en esta materiales. Abogados aseguran que sólo faltarían cuatro juicios más con esta característica para que cualquier periodista en México se pueda proteger ante cualquier denuncia que intente obligarlo a revelar sus fuentes de información.

Pero en estas circunstancia en que vivimos los mexicanos, de impunidad e inseguridad, no sólo para el ejercicio periodístico sino para la población en general, con altos índices de corrupción e impunidad en las áreas de procuración de justicia, qué tanto tenemos que defender el derecho a guardar nuestras fuentes de información.
Salvo cuando sea el acusador un político o un empresario, o cualquier persona que se sienta ofendida, ya que en lo que respecta a la publicación de acciones del crimen organizado, especialmente el narcotráfico, no revelar fuentes – en información que afecte la actividad de los criminales- es casi la muerte , cuando no haya fuentes
en qué ampararla.
Ha habido tiempos en la Procuraduría General de la República(PGR) en que funcionarios “soltaban” documentos para exhibir a otros metidos en actividades ilegales. Los reporteros con el ánimo de ganar la nota, de inmediato publica la información, pero llegó el momento en que muchos se dieron cuenta que sólo servían a las bandas de narcotraficantes que usaban dicho documentos para quietarse de en medio a sus contrarios, usando a la prensa.
Sumado a ello el riesgo que representaba para los reporteros, que en el afán de ganar notas, se exponía al riesgo de ser asesinado, acusados de estar en uno u otro bando.
Más bien cuando se trate de información que nos exponga al asesinato, no es recomendable aceptarla, si ésta no la exhibe un juez o y que públicamente se hagan responsables las autoridades de su manejo, debe ser oficial.
Nuestro derecho a no revelar nuestras fuentes, básicamente funcionaría en investigaciones periodísticas que involucren al poder público en actos de corrupción , pero no cuando éstas estén relacionadas con el crimen organizado. En estos casos está la autoridad competente que debe asumir su responsabilidad.
Hacerlo nosotros implica exponer nuestra vida, porque no hay un Estado que garantice nuestra integridad física, y menos en estos tiempos en que el asesinato y desaparición de compañeros nuestros jamás ha sido esclarecida. Y lo peor de todo, es que hasta ahora el gobierno federal parece no importarle en lo mínimo la vulnerabilidad en que trabajan los periodistas.

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