sábado, 22 de noviembre de 2008

CARTA ABIERTA

A las instituciones públicas y privadas de salud de México informamos y solicitamos su apoyo
*.- A la prensa en general, llamamos a informar sobre lo que en Baja California ocurre

En una actitud que obliga a pensar en una conducta represiva e intolerable por parte del gobierno del estado, hoy fue cesado de su puesto como ortopedista del Hospital del ISSSTECALI en Tijuana, el doctor José Manuel Ortiz Ampudia..

El cirujano ortopedista, quien se desempeñaba en ese organismo de salud del gobierno del estado de Baja California, como especialista en su ramo, fue despedido bajo el argumento de que otorgaba incapacidades a policías corruptos, cuando como médicos no nos corresponde determinar si un paciente lo es o no, sino que simplemente lo atendemos.
Ortiz Ampudia ha sido vocero de movimientos sociales que los ciudadanos de Tijuana, hemos realizado para protestar porque nuestra frontera es rehén de la inseguridad a un nivel inimaginable.
La propia comunidad médica ha sido víctima de la violencia en forma de secuestros, asaltos y asesinatos y por esto, el grupo médico de la ciudad, junto con diversos representantes de la sociedad, ha organizado una serie de manifestaciones pacíficas, la última de ellas, una mega-marcha por las calles de la ciudad, el pasado 15 de Noviembre.
En esa marcha, participaron familias enteras que protestaron por la falta de respuesta de las autoridades, al clima de violencia que sufre nuestra ciudad y en esa, también fue vocero el Dr. Ortiz Ampudia, a pesar del riesgo que esto implica para su persona y para su familia.
El médico, con enorme valor civil, ha enfrentado a los medios y a las autoridades, para manifestar el sentimiento de la comunidad.
La sociedad médica y la comunidad entera nos preguntamos ¿qué vamos a hacer los ciudadanos comunes y corrientes ante la ola de violencia, acechados por el crimen organizado por un lado y reprimidos en nuestro derecho a manifestarnos, por las autoridades estatales? De hecho, aquellos sectores de la comunidad tijuanense, que profesan alguna religión, se han presentado a estas marchas enarbolando leyendas en donde depositan su confianza en Dios para la solución de este problema, tal como lo hizo el cura Hidalgo al iniciar la independencia de este país.
A la prensa nacional y extranjera, les suplicamos envíen a alguien de su equipo para que constaten lo que aquí hemos narrado, ya que ustedes, al igual que la prensa local y de Baja California, son la única entidad en la que confiamos los mexicanos para que eleven la voz de nuestra protesta.

Atentamente
Sociedad Médica y personal Hospital General Tijuana

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